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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro:
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9781480576889
Editorial: Empresa Activa
La idea de emprender es atractiva para la mayoría de la gente, pero no es un juego fácil de jugar y mucho menos de ganar. En este libro, Fernando Trías de Bes te explica qué se necesita para entrar en él y salir victorioso, aunque no ileso. Si has llegado aquí, es porque realmente tienes el deseo y las ganas de hacer realidad tu negocio de ensueño, ¡pues hagámoslo!
No te vamos a mentir, emprender es un reto de alto riesgo, donde uno pone en peligro el patrimonio, la integridad familiar y las relaciones que ha forjado a lo largo de los años. Un fracaso te puede llevar a la ruina.
Por eso, vamos a inspeccionar todas las rocas de la cantera para poder cruzarla
Las ideas de cómo atravesar un desafío son siempre bienvenidas, pero probar fortuna con motivos precarios es el camino hacia el fracaso. Las razones más comunes tienen que ver con la necesidad o el odio laboral. Pero no te preocupes, un mal motivo se puede contrarrestar con motivación.
Emprender no es un modo de trabajo, es un modo de vida.
Además, no todo es un caos de fracasos si la ilusión se ha acabado o si la incertidumbre no es lo tuyo. Queda siempre una posibilidad para el éxito, tener un salvoconducto, un espíritu luchador.
Para saber si lo tienes o no, es importante poder aprender de los errores, identificar los puntos a corregir y mirar siempre las nuevas ilusiones.
El salvoconducto define a la persona optimista, que ve brillo en la oscuridad, que sabe lo que es sufrir para ganarse el pan a diario o tiene pretensiones de luchar por un objetivo. Una pequeña empresa siempre enseñará más que una gigantesca industria porque no da nada por hecho y no tiene un colchón que la resguarde cuando cometa un gran error.
Ese riesgo es el que lo lleva a sufrir el éxito. Éxito que se consigue al límite del fracaso, de la dependencia de uno mismo, del sacrificio, del aguante.
La fortuna puede definir a un emprendedor “carambola”, es decir, a alguien que va probando ideas sin una organización ni motivación. Es una enemiga que generalmente nos lleva a cometer un gran error que echa al suelo todo el esfuerzo.
Aunque ese error del que hablamos es parte fundamental del éxito, no esperemos que nuestro primer intento siempre sea el que fructifique. Todos somos propensos a equivocarnos porque, como ya se ha explicado, vivimos en un mundo de incertidumbres. Es aquí donde entra la garra de cada uno.
El no saber darse por vencido es primordial para seguir adelante.
El siguiente paso es conseguir el capital, o sea, los socios. Otros emprendedores que te quitarán la mayor cantidad del dinero, pero se convertirán en uno de los pilares más importantes de tu ilusión.
Es importante saber a quiénes puedes invitar a emprender, ya que un socio debe ser alguien en quien puedas confiar. Los socios pueden ser de diferentes índoles:
Es importante señalar que emprender en solitario también puede ser una buena opción, para no depender de alguien más.
Al momento de elegir un socio, es indispensable que se compartan los valores, colocándolos por encima del conocimiento. Por otro lado, también es positivo que la persona tenga un carácter diferente a ti, para evitar conflictos.
Además, tu socio debe ser capaz de realizar las actividades necesarias.
Si se ha encontrado un socio, ahora deben definir cómo se separarán cuando llegue el momento. Para ello, es necesario definir la antelación del aviso de separación, conservación de acciones y su valoración y fechas efectivas del abandono. La ruptura puede darse por diferentes circunstancias:
Es importante que cualquier cosa nueva que se quiera hacer, sea comunicada a todos los socios involucrados.
Con la separación acordada, es necesario decidir la manera de remunerar las aportaciones iniciales y consecutivas. El dinero se responde con beneficios y mejor tenerlos como capital para obtener réditos y poder accionario. Los activos deben pertenecer a la empresa, ya sea dejando pendiente el cobro, valorando en acciones o arrendando a la empresa.
El trabajo se responde con dinero, incluyendo deudas previas a poder pagar sueldos.
Para finalizar, se deben repartir las funciones y atribuciones de los socios y evitar que surjan de forma natural, porque esto puede entorpecer las actividades diarias. Sin embargo, se debe considerar que no todo puede ser pactado desde un inicio.
Las ideas son importantes, pero no aseguran el éxito. Una idea mediocre ejecutada de forma magistral será mejor que una fenomenal ejecutada pobremente.
Una manera de que tu idea no se desarme ante el primer problema es enfocarse en el por qué y no en el qué te comprarán. Es aquí donde la forma de la idea toma significado, si la ejecución es buena, el producto tomará valor de forma automática.
Otro punto a enlazar con la forma de la idea es el modelo de negocios. En el camino para hacer que un producto tenga valor en el mercado, se deben considerar las evidencias que nos indican una modificación en nuestro producto o sistema.
La idea no debe ser obsesiva, sino flexible, del gusto del emprendedor y dentro de su experiencia. Si es meditada a conciencia y te enfocas en desarrollarla, el gusto no le durará y perderás el interés. Si el interés es genuino, cualquier idea en el sector será de tu agrado. Este es un factor clave de fracaso. Si el sector no te apasiona, la idea nunca despegará.
Una idea que te ciega es peligrosa, porque puede poner todo tu esfuerzo en riesgo. Es altamente arriesgado incursionar en un sector que no conoces ni entiendes.
Una idea mediocre puede funcionar en un medio nuevo, donde no haya competidores maduros que te reten. Pero piensa muy bien sobre qué sucedería en el caso contrario: el fracaso es seguro.
Conocer un mercado maduro te permite innovar, factor crítico para el éxito.
Una vez conocido y estudiado el mercado, piensa en el capital mínimo para la puesta en marcha. Puedes pensar en familiares o inversores privados, pero también está el mercado mismo; es decir, la circunstancia específica del sector y sus perspectivas. Para elegir el sector deben considerarse los siguientes puntos:
Asumamos que tenemos todo listo para incursionar en algún sector, pero para que el negocio comience a dar frutos se requiere de algunos meses en los que las ganancias serán básicamente nulas. Para poder mantener nuestros gastos personales a flote necesitaremos usar los ahorros o tomar del ingreso de nuestra pareja.
Por lo tanto, dentro de los gastos empresariales siempre será conveniente incluir una cantidad para solventar los gastos del hogar, de forma pesimista.
Uno de los mayores problemas de un negocio naciente es que el emprendedor gusta de lujos que aún no puede darse. Estas empresas requieren de un flujo de dinero constante que el emprendedor suele tomar para sí, restándole solvencia a su negocio. Pero no todo es oscuridad si se cuenta con el apoyo familiar.
Este es un punto clave, porque los golpes que da el mercado merman el ánimo del emprendedor, quien al llegar a su casa con su familia se ve envuelto en un aura de apoyo y confianza, lo que le permite seguir adelante. Desgraciadamente, al inicio de la empresa, el emprendedor queda sin mucho tiempo para compartir con su familia, al estar todos los días del año cuidando del negocio.
Uno de los motivos principales para emprender es el poder manejar el tiempo del día a tu antojo, pero si el negocio se descuida por algunas horas o días, este se caerá a pedazos. Incluso faltarían horas para cubrir los objetivos trazados. No solo de lunes a viernes, sino que el emprendedor piensa en su negocio en todo momento, todos los días.
Es aquí cuando nuevamente entra la familia en acción, especialmente la pareja, que debe estar de acuerdo y en sintonía con el emprendedor para reducir el esfuerzo que esto conlleva.
Los problemas que supone arrancar un negocio son grandes y complejos. Normalmente es sencillo montar el negocio, pero mantenerlo vivo por más de un año es lo que conflictúa a la mayoría.
Planear el negocio requiere de una inversión mayor de esfuerzo y tiempo, se vale tener una línea de acción, pero la mayoría del tiempo será necesario cambiar de ruta o plantear innovaciones que sorprendan.
Con el paso del tiempo, la empresa puede comenzar a crecer y, con ello, las partes móviles que le hacen funcionar comienzan a fallar y se vuelve ineficiente.
Un plan sirve para identificar puntos donde se deben tomar decisiones importantes, aunque las decisiones críticas no siempre son evidentes.
Conforme la empresa crece, pasan los años, pero uno no debe desesperarse si al cabo de tres años aún no hay beneficios. Quizás sean menores de lo que uno quisiera, pero puede que estén allí. Sólo es cuestión de identificar los gastos fijos, los que se pueden postergar y las inversiones.
Es importante que las ganancias lleguen pronto. De lo contrario, pueden hacer que el negocio se estanque. Para lograr esto, es necesario revisar qué clientes son los que ayudan y cuáles los que perjudican su sustentabilidad. La facturación no es proporcional a la realización ni a la felicidad.
El crecimiento del negocio se basa en dos cosas: la forma de la idea y el modelo del negocio. Esto implica sostenerlo y manejarlo lidiando con proveedores, socios, trabajadores e instalaciones.
El emprendedor debe visualizar todo esto con el fin de generar beneficios rápidamente, basándose en el mejor diseño posible para ser rentable y encontrar el tamaño indicado de la empresa según las capacidades del equipo y del emprendedor.
Todo negocio es rentable por un cierto periodo, y es importante comprender en qué momento abandonar una empresa. Al emprendedor le apasiona crear cosas, pero también está el empresario que gusta de hacer que esas cosas crezcan.
Existen emprendedores que se convierten en empresarios por gusto a la gestión y otros que deciden mantenerse como emprendedores de diferentes áreas.
Es necesario que te des cuenta de cuándo la empresa que viste crecer ya no te es útil, para que esta pueda seguir creciendo.
Cada empresa es diferente a las demás, no hay un tiempo estipulado para su crecimiento o sus beneficios, el emprendedor debe ser inteligente para ver las oportunidades y decidir en qué momento realizar cada acción. De esas decisiones depende el fracaso o éxito del emprendedor.
Emprender es el arte de crear un negocio y hacerlo rentable. El emprendedor es una persona que no le teme a lo incierto y disfruta de hacer de su empresa su vida y de allanar el camino para un empresario.
Dejar el timón de su creación en manos de alguien más le permitirá emprender otra ilusión.
Si te gusto este microlibro, puedes leer o escuchar “La mentalidad del fundador”, de Chris Zook y James Allen.
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Escritor y economista español con amplia experiencia en gestión de empresas y análisis económicos. Ganador del premio Temas de Hoy en el 2009 y del premio Espassa de Ensa... (Lea mas)
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